1- Lávalo a mano o usa el ciclo delicado:
Los detergentes fuertes pueden dañar las telas delicadas de las fajas, así que es mejor usar un detergente suave. Evita el uso de suavizantes y blanqueadores, ya que también pueden afectar el tejido.
2- Después de lavarla, no la pongas en la secadora. En su lugar, déjala secar al aire libre, extendida o colgada. Evita la exposición directa al sol, ya que esto puede hacer que el tejido pierda color.
3- Para evitar que tu faja se deforme, guárdala correctamente. Dóblala con cuidado y guárdala en un cajón o colgada en una percha. Evita lugares con luz solar directa o humedad.
4- Las fajas están diseñadas para ofrecer soporte y moldear el cuerpo, pero con el tiempo el tejido puede perder su elasticidad y efectividad. Cámbiala cuando ya no proporcione el soporte deseado o si está desgastada o dañada.